El Santo de los Santos

En el año 638, la Jerusalén cristiana cayó en manos de un oficial árabe menor llamado Jalid ibn Thabit, del clan de Fahm. El patriarca de Jerusalén, Sofronio, había perdido para entonces toda esperanza de recibir ayuda de Constantinopla, ya que todas las principales ciudades de Siria (incluida Damasco) habían abierto sus puertas a los ejércitos musulmanes invasores.

La mayoría de estos ejércitos ya se habían desplazado hacia el norte o el sur, subyugando lo que quedaba de las provincias sirias y africanas del imperio bizantino. Sólo Cesarea se negó a capitular y fue sitiada, lo que la aisló del interior de Palestina pero no de las líneas marítimas de comunicación con el centro del imperio en Constantinopla. Sin embargo, pronto Cesarea sucumbiría ante los ejércitos musulmanes encabezados por Mu’awiyah, un aristócrata árabe que pertenecía a la familia omeya de La Meca y que, 20 años más tarde, se convertiría en el primer miembro de la dinastía omeya en gobernar el nuevo imperio islámico.

Jerusalén, una ciudad aislada al borde del desierto de Judea, bien podría haber resistido un poco más a los árabes invasores. Los árabes se habían extendido por toda la campiña y no parecían haber puesto un asedio adecuado a la ciudad, al carecer de los medios técnicos o la experiencia para asediar un asentamiento fortificado como éste. La Jerusalén de principios del siglo VII -el corazón sagrado del mundo cristiano, el centro de los sentimientos religiosos, las aspiraciones piadosas, los acontecimientos milagrosos y la historia bíblica- era un bastión casi inexpugnable. Era una ciudad romana de la Antigüedad tardía con gruesas murallas, decenas de torres e imponentes puertas.

Cúpula de la roca

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El Templo de Jerusalén o Templo Sagrado (en hebreo: בֵּית הַמִקְדָּשׁ, Beit HaMikdash ; “Casa del Santo”), se refiere a una de las series de estructuras situadas en el Monte del Templo en la ciudad vieja de Jerusalén. Históricamente, en este lugar había dos templos que funcionaban como centro del antiguo culto judío. Según la creencia judía clásica, el Templo actuaba como el “escabel” figurado de la presencia de Dios y un Tercer Templo se construirá allí en el futuro.

Monte Moriah

La Biblia hebrea del judaísmo (o el Antiguo Testamento del cristianismo) narra cómo David, el padre de Salomón, unió las doce tribus israelitas, conquistó Jerusalén y llevó a la ciudad el artefacto central de los israelitas, el Arca de la Alianza[3]. Posteriormente, David eligió el monte Moriah de Jerusalén como lugar para un futuro templo que albergara el Arca[2]; sin embargo, Dios le prohibió construirlo porque había “derramado mucha sangre”[4]. [En cambio, el Primer Templo se construyó bajo el mandato de su hijo Salomón, que se convirtió en un ambicioso constructor de obras públicas en el antiguo Israel[5]. Colocó el Arca en el Santo de los Santos, el santuario más interior y sin ventanas y la zona más sagrada del templo en la que descansaba la presencia de Dios[6]; la entrada al Santo de los Santos estaba muy restringida, y sólo el Sumo Sacerdote de Israel entraba en el santuario una vez al año, en el Yom Kippur, llevando la sangre de un cordero sacrificado y quemando incienso[6].

Según la Biblia, el Templo no sólo servía como edificio religioso para el culto, sino también como lugar de reunión para los israelitas[2]. Los judíos que habían sido deportados tras la conquista babilónica de Judá fueron finalmente autorizados a regresar tras una proclamación del rey persa Ciro el Grande, emitida tras la caída de Babilonia en manos del Imperio Aqueménida. La población judía retornada a Judá, bajo el gobierno provincial persa, reconstruyó el Templo de Jerusalén, dando lugar a lo que se conoce como el Segundo Templo; el Templo reconstruido ya no albergaba el Arca, pues había desaparecido[7].

Cúpula de la cadena

Al-Aqsa es el nombre de la mezquita con cúpula de plata que se encuentra en un recinto de 35 acres conocido como al-Haram al-Sharif, o el Noble Santuario, por los musulmanes, y como el Monte del Templo por los judíos. El recinto se encuentra en la Ciudad Vieja de Jerusalén, declarada Patrimonio de la Humanidad por la agencia cultural de las Naciones Unidas, la UNESCO, y es importante para las tres religiones abrahámicas.

Este lugar es el territorio más disputado de Tierra Santa desde que Israel ocupó Jerusalén Este, incluida la Ciudad Vieja, en 1967, junto con Cisjordania y la Franja de Gaza. Sin embargo, el conflicto se remonta aún más atrás, a antes de la creación de Israel.

En 1947, la ONU elaboró un plan de partición para separar la Palestina histórica, entonces bajo control británico, en dos estados: uno para los judíos, principalmente europeos, y otro para los palestinos. Al Estado judío se le concedió el 55% de la tierra, y el 45% restante fue para un Estado palestino.

Jerusalén, que alberga el complejo de al-Aqsa, pertenecía a la comunidad internacional bajo la administración de la ONU. Se le concedió este estatus especial por su importancia para las tres religiones abrahámicas.