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R: Resulta frustrante saber cuánto sacrificio hubo. Dependiendo de las fuentes o del conjunto de estadísticas que utilices, puedes acabar con una cifra muy alta o muy baja. Sin embargo, se puede afirmar que los sacrificios humanos eran importantes y regulares.
Las historias míticas del pueblo azteca hablan de que los dioses se sacrificaban para crear la humanidad. Por ejemplo, el relato del gran cocodrilo de tierra Tlaltecuhtli. Supuestamente se partió por la mitad para crear la tierra, y luego los humanos tuvieron que alimentarla con sangre para mantenerla y pagar la deuda original.
En otro relato, un dios se adentra en el inframundo y roba los huesos de un hombre y una mujer de una época anterior ante las narices del “Señor de la Tierra de los Muertos”. Lleva los huesos a un lugar que se traduce a grandes rasgos como “el paraíso”, donde un dios femenino los tritura en una piedra de moler y los convierte en una especie de harina de huesos. Luego, los dioses masculinos dejan que la sangre de sus penes humedezca la masa para formar con ella pequeñas figuras humanas. Los aztecas creían que hasta ese momento habían existido cinco edades del mundo y que ellos vivían en la quinta edad, y así fue como surgió esta encarnación de la humanidad.
Explorando la civilización maya para niños: La antigua cultura maya
“Celebrar un rito es hacer algo. No hay nada más difícil que imaginar cómo se hace algo sin ir a verlo. La distribución espacial de los actores y las acciones, la disposición del propio espacio, el despliegue y la organización de la serie de movimientos, la atmósfera y la geografía del rito, todo es fundamental.”
1Los historiadores de los rituales en las sociedades primitivas, como las de la antigua Grecia y China, se enfrentan a problemas insolubles, ya que no pueden observar los rituales en persona del modo en que los antropólogos pueden hacerlo cuando observan los ritos en las sociedades contemporáneas.1 Tampoco pueden interrogar a los expertos en rituales nativos para que expliquen el significado de los rituales del modo en que lo hizo Victor Turner en sus fascinantes estudios sobre los ndembu en África Central.2
4 En algunos de los escritos que se han transmitido a lo largo de los siglos se encuentran algunas teorías de la élite masculina sobre el ritual, la más importante de las cuales fue elaborada por el filósofo confuciano del siglo III a.C. Xunzi.14 Sus ideas influyeron en la tradición posterior e incluso fueron asumidas por el antropólogo Radcliffe-Brown como similares a las suyas sobre el valor del ritual como algo que favorece la cohesión social y el orden social, más que como algo que posee una eficacia mágica particular por derecho propio. No obstante, James Laidlaw ha señalado recientemente con acierto que Xunzi “estaba efectivamente interesado en el hecho de que los ritos reproducen el orden, pero este orden era, como debemos verlo, natural y de hecho cósmico y sobrenatural, tanto como social. “15 Sin embargo, como señala Ronald Grimes, “el ritual es el fenómeno religioso más difícil de captar en los textos o de comprender mediante el pensamiento, por lo que necesitamos encontrarlo concretamente, directamente, sobre el terreno, o el estudio de la religión se resiente”.16 Así, los historiadores de la China primitiva se encuentran en clara desventaja a la hora de analizar los primeros ritos chinos, ya que su sensorialidad
Importancia del sacrificio humano
El sacrificio humano era común en muchas partes de Mesoamérica, por lo que el rito no era nada nuevo para los aztecas cuando llegaron al Valle de México, ni era algo exclusivo del México precolombino. Otras culturas mesoamericanas, como los purépechas y los toltecas, y los mayas también realizaban sacrificios y, por las evidencias arqueológicas, es probable que existiera desde la época de los olmecas (1200-400 a.C.), y quizá incluso a lo largo de las primeras culturas agrícolas de la región. Sin embargo, se desconoce el alcance de los sacrificios humanos entre varias civilizaciones mesoamericanas. Lo que distingue a los mayas y aztecas es que el sacrificio humano estaba integrado en la vida cotidiana y se consideraba una necesidad. Estas culturas también sacrificaban notablemente elementos de su propia población a los dioses.
En 1519,[1] exploradores como Hernán Cortés conquistaron la capital azteca de Tenochtitlan y observaron y escribieron informes sobre la práctica del sacrificio humano. Bernal Díaz del Castillo, que participó en la expedición de Cortés, mencionó con frecuencia los sacrificios humanos en sus memorias Historia verdadera de la conquista de la Nueva España[2][3] Hay varios relatos de segunda mano sobre sacrificios humanos escritos por frailes españoles, que se relacionan con los testimonios de testigos oculares nativos. Los relatos literarios han sido apoyados por la investigación arqueológica. Desde finales de la década de 1970, las excavaciones de las ofrendas en la Gran Pirámide de Tenochtitlan, y otros sitios arqueológicos, han proporcionado evidencia física de los sacrificios humanos entre los pueblos mesoamericanos[4][5][6] Hasta el año 2020, los arqueólogos han encontrado 603 cráneos humanos en el Hueyi Tzompantli en la zona arqueológica del Templo Mayor[7][8].
El sacrificio azteca
El sacrificio humano se practicaba en muchas sociedades humanas primitivas de todo el mundo. En China y Egipto, las tumbas de los gobernantes iban acompañadas de fosas que contenían cientos de cuerpos humanos, cuyos espíritus se creía que proporcionarían asistencia en la otra vida.
Los cuerpos sacrificados ritualmente se encuentran enterrados junto a anillos de crisoles, calderos de latón e ídolos de madera en las turberas de Europa y las Islas Británicas. Los primeros exploradores y misioneros documentaron la importancia de los sacrificios humanos en las culturas austronesias y, en ocasiones, se convirtieron ellos mismos en sacrificados.
En América Central, los antiguos mayas y aztecas extraían los corazones palpitantes de las víctimas en los altares de los templos elevados. No es de extrañar, pues, que muchos de los textos religiosos más antiguos, como el Corán, la Biblia, la Torá y los Vedas, hagan referencia al sacrificio humano.
Según una teoría, los sacrificios humanos cumplían una función en las primeras sociedades humanas. La hipótesis del control social sugiere que las élites sociales utilizaban los sacrificios humanos para aterrorizar a las clases bajas, castigar la desobediencia y mostrar su autoridad. Esto, a su vez, funcionaba para construir y mantener los sistemas de clases dentro de las sociedades.