Romanos

Se trata de una pregunta que fundamenta la reflexión sobre las cuestiones relacionadas con la República tardía y el ascenso de Augusto. La República romana ha sido tradicionalmente muy apreciada por los historiadores y pensadores políticos. Los logros de la República son un referente en la construcción del Estado. Para los enamorados de la República, parece impensable que los romanos quisieran transformar su sistema en una monarquía.

Si pensamos en 250 años atrás, cuando la gran mayoría del mundo estaba gobernado por monarquías de diversas formas, el republicanismo era la alternativa radical de gobierno. Daba a los ciudadanos la oportunidad de opinar sobre su gobierno; ofrecía un gobierno por los ciudadanos (el pueblo) y para los ciudadanos (el pueblo). La consecuencia, se pensaba, era que la gente trataría de ascender en la estima de sus conciudadanos. De tales muestras de virtud cívica se derivaría el beneficio nacional. En contra de este argumento, estaba la experiencia de la caída de la República de Roma, llena de sangre y desorden.

Avanzando 150 años, hasta principios del siglo XX, el mundo se dividía en los súbditos imperiales y los estados “libres”. Después de la primera guerra mundial, casi todos esos estados eran efectivamente repúblicas (aunque hubiera algunas monarquías residuales). Pero pocos eran democracias. En toda Europa llegaron al poder líderes fuertes y antidemocráticos. Proclamaban gobernar para el pueblo, pero no era un gobierno del pueblo. Los problemas contemporáneos parecían requerir líderes dictatoriales.

Censores de la antigua Roma

Mucho antes de la fundación de la República Romana o del posterior Imperio Romano, la gran ciudad de Roma comenzó como una pequeña aldea agrícola. La mayor parte de lo que sabemos sobre estos primeros tiempos proviene de Tito Livio (Livio), un historiador romano que vivió desde el 59 a.C. hasta el 17 d.C.. Escribió una historia de Roma titulada Historia de Roma desde su fundación.

Livio pudo escribir con precisión sobre su propia época, ya que fue testigo de muchos acontecimientos importantes de la historia romana. Sin embargo, su descripción de acontecimientos anteriores puede haberse basado en una combinación de rumores, conjeturas y leyendas. Los historiadores actuales creen que las fechas que Livio dio a cada uno de los siete reyes fueron muy inexactas, pero son la mejor información de la que disponemos (además de los escritos de Plutarco y Dionisio de Halicarnaso, que también vivieron siglos después de los acontecimientos). Otros registros escritos de la época fueron destruidos durante el saqueo de Roma en el año 390 a.C.

Según Livio, Roma fue fundada por los gemelos Rómulo y Remo, descendientes de uno de los héroes de la guerra de Troya. Después de que Rómulo matara a su hermano Remo en una discusión, se convirtió en el primer rey de Roma.

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Poco se sabe con certeza sobre la historia del reino, ya que no se conservan registros y pocas inscripciones de la época de los reyes, y se cree que los relatos de este periodo escritos durante la República y el Imperio se basan en la tradición oral. Según estas leyendas, el Reino Romano comenzó con la fundación de la ciudad hacia el 753 a.C., con asentamientos alrededor del monte Palatino a lo largo del río Tíber, en el centro de Italia, y terminó con el derrocamiento de los reyes y el establecimiento de la República hacia el 509 a.C.

El lugar de la fundación del Reino Romano (y eventualmente de la República y el Imperio) tenía un vado por el que se podía cruzar el río Tíber en el centro de Italia. El monte Palatino y las colinas que lo rodeaban ofrecían posiciones fácilmente defendibles en la amplia llanura fértil que las rodeaba. Cada una de estas características contribuyó al éxito de la ciudad[1].

El reino romano

Se sabe poco de la historia del Reino, ya que no se conservan registros ni inscripciones de la época de los reyes, y se cree que los relatos de este periodo escritos durante la República y el Imperio se basan en la tradición oral. Terminó con el derrocamiento de los reyes y la instauración de la República en el año 509 a.C.

Durante el Reino Romano, siete reyes gobernaron la ciudad de Roma: Rómulo (753-716 a.C.), Numa Pompilio (715-673 a.C.), Tulio Hostilio (673-641 a.C.), Ancio Marco (641-616 a.C.), Tarquinio Prisco (616-579 a.C.), Servio Tulio (578-535 a.C.) y Tarquinio Superbo (535-509 a.C.).

Todos los reyes, excepto Rómulo, fueron elegidos por el pueblo de Roma para servir de por vida, sin que ninguno de los reyes recurriera a la fuerza militar para conseguir o mantener el trono. Las insignias de los reyes de Roma eran doce lictores con hachas, el derecho a sentarse en una silla Curule, la Toga Picta púrpura, zapatos rojos y una diadema blanca alrededor de la cabeza.

Rómulo estableció el senado como un consejo consultivo con el nombramiento de 100 de los hombres más nobles de la comunidad. A estos hombres los llamó patres, y sus descendientes se convirtieron en los patricios. Para proyectar el mando, se rodeó de asistentes, en particular los doce lictores.  Creó tres divisiones de jinetes (equites), llamadas centurias: los Ramnes (romanos), los Tities (por el rey sabino) y los Luceres (etruscos). También dividió al pueblo en 30 curias, llamadas así por 30 mujeres sabinas que habían intervenido para poner fin a la guerra entre Rómulo y Tacio. Las curias formaban las unidades de votación de la asamblea popular, la Comitia Curiata.