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En 1672, una joven francesa, ahora conocida como Santa Margarita María Alacoque, fue visitada por Nuestro Señor de una manera tan especial y profunda que transformaría el mundo. Esta visita fue la chispa de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Fue durante las numerosas visitas que Cristo explicó la devoción al Sagrado Corazón y cómo quería que la gente la practicara. Para comprender mejor el amor infinito del Hijo de Dios, manifestado en la encarnación, en su Pasión y en el adorable Sacramento del Altar, necesitábamos una representación visible de este amor. Por ello, adjuntó muchas gracias y bendiciones a la veneración de su adorable Sagrado Corazón.
Un corazón en llamas por amor a toda la humanidad fue la imagen exigida por Nuestro Señor. Las llamas que estallan y lo envuelven muestran el amor vehemente con el que nos ha amado y nos ama continuamente. La corona de espinas que rodea el Corazón de Jesús tipifica la herida que le inflige la ingratitud con que los hombres retribuyen su amor. El Corazón de Jesús coronado por una cruz es otro testimonio del amor de Nuestro Señor por nosotros. Nos recuerda especialmente su amarga Pasión y Muerte. La devoción al Sagrado Corazón de Jesús se originó en el momento en que ese Divino Corazón fue atravesado por la lanza, quedando la herida para siempre en Su Corazón. Por último, pero no menos importante, los rayos que rodean este precioso Corazón significan las grandes gracias y bendiciones que emanan de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
Imagen del Sagrado Corazón de Jesús con 12 promesas
Por qué la devoción del Sagrado Corazón de Jesús es tan central, tan única, tan insustituiblemente importante para la iglesia y para cada uno de nosotros. Cuando compartimos nuestros sentimientos más profundos con los demás, a menudo tenemos una conversación “de corazón a corazón”. Estas conversaciones son esenciales para iniciar nuevas relaciones y mantenerlas.
La palabra “corazón” se utiliza más de ochocientas veces en la Biblia y significa algo más que un sentimiento pasajero. Cada vez que se utiliza la palabra corazón se refiere al centro de una persona, al núcleo de su identidad. Sentarse y hablar íntimamente con alguien es tener un “corazón a corazón” ….. Una cercanía que puede conectar con los demás. La devoción al Sagrado Corazón es el encuentro con la esencia misma de Dios y con su identidad más íntima.
El 27 de diciembre de 1673, Jesús se le apareció a Santa Margarita María por primera vez cuando rezaba ante el Santísimo Sacramento. Ella describió que se sentía “totalmente penetrada por esa Divina Presencia”.
Jesús le habló diciendo: “Mi Divino Corazón está tan inflamado de amor por los hombres y por ti en particular, que, no pudiendo ya contener en sí mismo las llamas de su ardiente caridad. Quiere difundirlas por tu medio….. ” Jesús la había elegido para ayudar a cumplir su mensaje “Busco una víctima de mi Corazón, alguien que quiera sacrificarse como hostia inmolada para el cumplimiento de mis designios”.
Promesas del sagrado corazón significado e importancia
De pequeña, Santa Margarita María Alacoque, 1647-1690, prefirió la oración y la contemplación a los juegos infantiles, debido quizás a la extraordinaria virtud de sus padres. Sin embargo, desde sus primeros años de vida tuvo grandes cargas. Perdió a su padre por una neumonía cuando sólo tenía ocho años. Tras la muerte de su padre, fue enviada a las Hermanas Urbanistas, donde el orden y la paz del alma que le proporcionaba la vida conventual la arrastraron a sus devociones. Desde muy pronto se consoló en el Santísimo Sacramento. Impresionó tanto a su orden de monjas por su fidelidad que fue invitada a hacer la Primera Comunión a los nueve años.
Cuando Santa Margarita María tenía once años, sufrió una parálisis por fiebre reumática que le duró cuatro años. Abrazó su sufrimiento a través del Sagrado Corazón de Jesús en la Sagrada Eucaristía. Comenzó a recibir visiones por su fiel devoción. Se curó de la fiebre reumática y de las enfermedades que la acompañaban gracias a una visión de la Santa Madre María, que la impulsó a dedicar su vida a Dios, lo que hizo con un fervor inusitado.
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Nuestro Señor Jesucristo se apareció a Santa Margarita María entre 1673-1675. Entre las palabras que le dijo, escuchó a Jesús hacer 12 promesas a aquellos que respondieran a las súplicas de su Corazón y se esforzaran por corresponder a su amor.
Santa Margarita María dijo una vez: “No conozco ningún otro ejercicio de la vida espiritual que esté más calculado para elevar a un alma en poco tiempo a la altura de la perfección y hacerle gustar la verdadera dulzura que se encuentra en el servicio de Jesucristo.”
1. Les daré todas las gracias necesarias en su estado de vida. 2. Estableceré la paz en sus hogares. 3. Los consolaré en todas sus aflicciones. 4. Seré su refugio seguro durante la vida y, sobre todo, en la muerte. 5. 5. Daré abundantes bendiciones a todas sus empresas. 6. Los pecadores encontrarán en Mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia. 7. Las almas tibias se volverán fervorosas. 8. Las almas fervientes ascenderán rápidamente a la alta perfección. 9. Bendeciré todo lugar en el que se exponga y honre una imagen de Mi Corazón. 10. Daré a los sacerdotes el don de tocar los corazones más endurecidos. 11. Los que promuevan esta devoción tendrán sus nombres escritos en Mi Corazón. 12. Os prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que mi amor todopoderoso concederá a todos los que comulguen los primeros viernes de nueve meses consecutivos la gracia de la perseverancia final; no morirán en mi desgracia, ni sin recibir sus sacramentos. Mi divino Corazón será su refugio seguro en este último momento.