Delfín de Francia

Francia es una República, y actualmente no hay ninguna familia real reconocida por el Estado francés. Sin embargo, hay miles de ciudadanos franceses que tienen títulos y pueden remontar su linaje a la Familia Real y la nobleza francesa. Además, hay cuatro pretendientes a un trono francés inexistente que cuentan con el apoyo de los monárquicos franceses.

Sí, incluso en el siglo XXI, todavía hay un número extraordinario de personas que se califican como “nobleza francesa”. Según un informe de la BBC, hay entre 50.000 y 100.000 personas que dicen ser “aristócratas”.

Algunos miembros de la realeza y la nobleza francesa han conservado su riqueza e influencia y ahora son líderes en la industria o las finanzas. Sin embargo, muchos nobles llevan una vida tranquila lejos de París, a menudo en una vieja mansión o un castillo, cuyo mantenimiento es a veces oneroso. Estos individuos no glorifican ni hacen alarde de su origen real, ni tampoco lo ven como algo que deba negarse. Con los años, simplemente han aprendido a ser discretos. Comprenden que a la mayoría de los franceses les desagrada la idea de la monarquía y la nobleza.

Rey francés

Luis Alfonso se considera el heredero mayor del rey Hugo Capeto de Francia (r. 987-996). Su derecho al trono de Francia se basa en su descendencia de Luis XIV de Francia (r. 1643-1715) a través de su nieto Felipe V de España. Felipe renunció a su pretensión al trono de Francia en virtud del Tratado de Utrecht en 1713. Los pretendientes orleanistas argumentan que esto, además de haber nacido como ciudadano español, hace que Luis Alfonso no sea elegible para el trono[7]. También cuestionan que sea realmente el heredero varón de Luis XIV, dados los rumores de ilegitimidad que rodean a Alfonso XII (su tatarabuelo)[8].

Luis Alfonso es patrilinealmente el bisnieto mayor del rey Alfonso XIII de España. Sin embargo, su abuelo el Infante Jaime, Duque de Segovia, renunció a sus derechos al trono de España para él y sus descendientes debido a su sordera (una renuncia discutida por los legitimistas). La corona de España ha descendido a su primo segundo, el rey Felipe VI de España. A través de su madre, también es bisnieto del caudillo (dictador) español, el general Francisco Franco, y a través de su padre, tataranieto de la reina Victoria del Reino Unido[3].

Los reyes de Francia

Luis comenzó a gobernar personalmente Francia en 1661, tras la muerte de su principal ministro, el cardenal Mazarino[4] Adherido al concepto del derecho divino de los reyes, Luis continuó la labor de sus predecesores de crear un estado centralizado gobernado desde la capital. Trató de eliminar los restos del feudalismo que persistían en algunas partes de Francia y, al obligar a muchos miembros de la nobleza a habitar su fastuoso Palacio de Versalles, consiguió pacificar a la aristocracia, muchos de cuyos miembros habían participado en la rebelión de la Fronda durante su minoría. Con ello se convirtió en uno de los monarcas franceses más poderosos y consolidó un sistema de monarquía absoluta en Francia que perduró hasta la Revolución Francesa. También impuso la uniformidad de la religión bajo la Iglesia católica galicana. Su revocación del Edicto de Nantes abolió los derechos de la minoría protestante hugonote y la sometió a una oleada de dragonadas, obligando a los hugonotes a emigrar o convertirse, y destruyendo prácticamente la comunidad protestante francesa.

Rey de España

Cuando Luis XVIII, rey de Francia, regresó a su país para subir al trono tras la abdicación de Napoleón en 1814, partió de Inglaterra, su hogar durante los siete años anteriores. El hermano menor del rey, el conde de Artois (futuro rey Carlos X de Francia), había vivido en Inglaterra durante aún más tiempo. De hecho, toda la familia real francesa vivió en Inglaterra durante gran parte de las guerras napoleónicas, generosamente subvencionada por el gobierno británico.

Luis XVIII escapó de Francia en junio de 1791, al mismo tiempo que su hermano mayor, Luis XVI, y su familia intentaron sin éxito huir del país. En 1795, al enterarse de la muerte en prisión de su sobrino Luis Carlos (hijo de Luis XVI y María Antonieta, que fueron ejecutados en 1793), Luis XVIII se proclamó legítimo rey de Francia.

El 29 de octubre de 1807, Luis XVIII, acompañado de sus sobrinos el duque de Angulema y el duque de Berry (hijos del conde de Artois, hermano de Luis), así como de miembros de la nobleza francesa, llegó a Great Yarmouth. El rey Jorge III se sorprendió considerablemente con su llegada, ya que Luis no había avisado de su intención de visitar el país. El gobierno británico estuvo dispuesto a dar asilo a Luis XVIII como particular y le permitió desembarcar con la condición de que se abstuviera de la actividad política y residiera al menos a 50 millas de Londres. En un principio, Luis se dirigió a Gosfield Hall, en Essex, que le fue arrendada por el marqués de Buckingham.