El sabio Prometeo
Los antiguos griegos estaban interesados en comprender su lugar en el mundo que les rodeaba. Estaban muy interesados en las raíces de su existencia y querían saber cómo encajaban en el mundo que les rodeaba. Los mitos griegos contribuyeron a este esfuerzo. Miraban a su alrededor y se preguntaban por qué. Y buscando la respuesta a esta pregunta, nacieron la mitología y los mitos. En el centro de la vida de los antiguos griegos, y en la Teogonía de Hesíodo, se encuentra un mito que habla de la relación que tienen con los dioses y con el universo en general. El mito de Prometeo analiza la conexión del hombre con sus dioses, y su conexión con otros hombres, animales y todo el reino de la existencia.
…vivían como dioses sin dolor de corazón, alejados y libres de fatigas y penas: la edad miserable no descansaba sobre ellos, sino que, con las piernas y los brazos que nunca fallaban, se alegraban con festines fuera del alcance de todos los males. Cuando morían, era como si les venciera el sueño, y tenían todos los bienes; pues la tierra fructífera les daba frutos en abundancia y sin escatimar. Vivían con tranquilidad y paz en sus tierras con muchos bienes, ricos en rebaños y amados por los dioses benditos (Hesíodo).
La figura mística de Prometeo
En la mitología griega, Prometeo (/prəˈmiːθiəs/; griego antiguo: Προμηθεύς, [promɛːtʰ̯s], que posiblemente signifique “previsión”)[1] es un dios Titán del fuego. [Prometeo es conocido por desafiar a los dioses robándoles el fuego y dándoselo a la humanidad en forma de tecnología, conocimiento y, en general, civilización. En algunas versiones del mito también se le atribuye la creación de la humanidad a partir del barro. Prometeo es conocido por su inteligencia y por ser un defensor de la humanidad,[3] y también se le considera generalmente como el autor de las artes y las ciencias humanas[cita requerida] A veces se le presenta como el padre de Deucalión, el héroe de la historia del diluvio[4][5][6].
El castigo de Prometeo como consecuencia del robo del fuego y su entrega a los humanos es un tema popular tanto en la cultura antigua como en la moderna. Zeus, rey de los dioses olímpicos, condenó a Prometeo a un tormento eterno por su transgresión. Lo ataron a una roca y enviaron a un águila, el emblema de Zeus, para que se comiera su hígado (en la antigua Grecia, se creía que el hígado era la sede de las emociones humanas)[7]. [Según varias versiones importantes del mito, sobre todo la de Hesíodo, Prometeo fue finalmente liberado por el héroe Heracles[8][9] En un simbolismo más, algunos sitúan la lucha de Prometeo en el monte Elbrus o en el monte Kazbek, dos promontorios volcánicos en las montañas del Cáucaso más allá de los cuales, para los antiguos griegos, se encontraba el reino de los bárbaros[10].
El castigo de Prometeo
Esta batalla épica se libró durante diez años entre Zeus y los olímpicos y Cronos y los titanes. Cronos luchó desde el monte Othrys; sus aliados eran los Titanes, excepto Temis y su hijo PROMETEO. El hermano de Prometeo, ATLAS [at’las], se puso del lado de Cronos. Zeus luchaba desde el monte Olimpo y sus aliados, además de Temis y Prometeo, eran sus hermanos y hermanas, que habían sido engullidos por Cronos pero posteriormente regurgitados, a saber: Hestia, Deméter, Hera, Hades y Poseidón. También estaban de su lado los Hecatónquiros y los Cíclopes. Zeus salió victorioso y los Titanes fueron encarcelados en el Tártaro, custodiados por los Hecatónquiros; y Atlas fue castigado con la tarea de sostener el cielo.
Existen varias versiones contradictorias sobre la creación de los mortales. Según el mito de las edades de la humanidad, los hombres y las mujeres son creación de los dioses o del propio Zeus. A continuación se resume el relato de Hesíodo. Ovidio sólo describe cuatro edades, omitiendo la Edad de los Héroes. Este relato de la degeneración humana mezcla hechos y fantasías de manera asombrosa, pues las edades del bronce y del hierro son históricamente muy reales.
Prometeo 3
Prometeo fue castigado por Zeus porque robó el fuego para devolvérselo a la humanidad. Fue encadenado a una roca en las montañas del Cáucaso, y cada día un águila venía y se comía parte de su hígado. Cada noche, su hígado volvía a crecer, lo que significaba que tenía que soportar su castigo por la eternidad. El mito de Prometeo ha inspirado a artistas y científicos por igual; en medicina, se ha convertido en el símbolo de la capacidad regenerativa del hígado. Para el cirujano hepático, la regeneración del hígado se ha convertido en un aliado indispensable. ¿Acaso los antiguos griegos ya conocían la capacidad del hígado para restaurarse a sí mismo y el hecho de que esta capacidad es inagotable?