Dama grange

India Catalina (c. 1495 – 1???) fue una niña indígena (casi seguramente calamar) de la costa atlántica colombiana, que acompañó a Pedro de Heredia y desempeñó un papel en la conquista española de Colombia, actuando como intérprete e intermediaria.

Los acontecimientos de la conquista española en la zona de la actual Cartagena terminaron con la aniquilación completa del pueblo calamar, lo que ocurrió mientras ella estaba esclavizada y secuestrada por los españoles[cita requerida].

El nombre de Catalina India apareció en una carta enviada por Pedro de Heredia al rey Carlos V en 1533. Nadie sabía cuál era su verdadero nombre porque[aclaración necesaria] empezó a llamarla “Catalina” a partir de 1509, cuando la expedición de Diego de Nicuesa la secuestró y la llevó a Santo Domingo, donde fue educada como española. A partir de ese momento sólo usaría la vestimenta española, pero seguía siendo considerada una esclava.

Cuando volvieron a Cartagena veinte años después, fue cambiada [aclaración necesaria] Hizo el primer contacto con los indios corinches después de su llegada con Heredia, el 14 de enero de 1533. Tradujo para Heredia en la matanza de los numerosos pueblos de indios como turbacos que eliminó en combate a Juan de La Cosa muchos años atrás[aclaración necesaria].

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Se ha convertido en una especie de heroína trágica en la historia de Colombia, pero pocos fuera de Cartagena conocen la historia de esta emblemática mujer. Su nombre real se ha perdido en la historia, pero la India Catalina (como la llamaron tras ser catolizada por los conquistadores españoles) destaca -como Pocahontas o Sacajawea en Norteamérica- como un símbolo orgulloso de la cultura nativa y un triste recordatorio del colonialismo europeo.

Su roce con la historia comenzó en 1509, cuando Diego de Nicuesa lanzó un ataque a la costa de Colombia. La joven que se convertiría en un icono fue tomada como rehén del pueblo calamar por el propio Nicuesa y transportada desde su hogar en Galerazamba (la actual Santa Catalina) a Santo Domingo, donde vivió como esclava, consorte y, finalmente, como una verdadera dama española durante veinte años. Pero sus captores españoles tenían planes más importantes para ella que la vida de una sirvienta.

Su familia “de acogida” la integró rápidamente en la cultura española, aprendiendo el idioma y la religión. En esa época entró en contacto con Pedro de Heredia, el hombre que se convertiría en el fundador de Cartagena y, finalmente, en su suegro. Se interesó por su capacidad para hablar tanto la lengua española como la de las tribus nativas de la costa colombiana.

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Pedro de Heredia (Madrid, hacia 1505 – Zahara de los Atunes, Cádiz, 27 de enero de 1554) fue un conquistador español, fundador de la ciudad de Cartagena de Indias y explorador de la costa norte y del interior de la actual Colombia.

Pedro de Heredia era descendiente de una rica familia de linaje noble. Sus padres fueron Pedro de Heredia e Inés Fernández. El cronista Juan de Castellanos cuenta que ya en sus primeros años mostró un carácter aventurero y pendenciero. En su juventud, Pedro de Heredia se vio envuelto en un altercado con seis hombres que intentaron matarlo en un oscuro callejón de Madrid[1] La pelea le dejó una nariz desfigurada que requirió la intervención de un médico de la Corona española. En represalia, Heredia persiguió a tres de sus agresores y los mató antes de huir al Nuevo Mundo para eludir la justicia, dejando atrás a su mujer e hijos[2].

Heredia viajó a las Indias Occidentales con su hermano Alonso de Heredia y se instaló en Santo Domingo, la capital de la isla de La Española, donde acabaron heredando un ingenio azucarero y una hacienda en la provincia de Azua[3] Luego llegó la noticia de la muerte del gobernador de Santa Marta, Rodrigo de Bastidas, y la Real Audiencia de Santo Domingo decidió enviar a Pedro de Vadillo como gobernador interino de la provincia y a Pedro de Heredia como su lugarteniente[4]. [En 1528, Vadillo y Heredia desembarcaron en Santa Marta con 200 hombres y pronto se vieron envueltos en disputas con Rodrigo Álvarez Palomino, antiguo lugarteniente de Bastidas, que se resolvieron cuando éste se ahogó en el río que lleva su nombre.

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