¿Cómo murió Antioco Epifanes?

¿Cómo murió Antioco Epifanes?

Cuánto tiempo profanó Antíoco Epífanes el templo

Antíoco IV Epífanes (/ænˈtaɪ.əkəs ɛˈpɪfəniːz, ˌæntiˈɒkəs/; griego antiguo: Ἀντίοχος ὁ Ἐπιφανής, Antíochos ho Epiphanḗs, “Dios manifiesto”; c. 215 a.C. – noviembre/diciembre de 164 a.C.)[1] fue un rey griego helenista del Imperio Seléucida desde el año 175 a.C. hasta su muerte en el 164 a.C.[2] Era hijo del rey Antíoco III el Grande. Su nombre original era Mitrídates (forma alternativa Mitrídates); asumió el nombre de Antíoco después de ascender al trono[3] Los acontecimientos notables durante el reinado de Antíoco IV incluyen su casi conquista del Egipto ptolemaico, su persecución de los judíos de Judea y Samaria, y la rebelión de los macabeos judíos.

El acceso de Antíoco al trono fue controvertido, y algunos lo consideraron un usurpador. Tras la muerte de su hermano Seleuco IV Filopator en el año 175 a.C., el “verdadero” heredero debería haber sido el hijo de Seleuco, Demetrio I. Sin embargo, Demetrio I era muy joven y estaba de rehén en Roma en ese momento. Antíoco aprovechó la oportunidad para declararse rey en su lugar, y consiguió reunir a una parte suficiente de la clase dirigente griega en Antioquía para que apoyara su reclamación. Esto ayudó a establecer una tendencia desestabilizadora en el Imperio Seléucida en las siguientes generaciones, ya que cada vez más pretendientes al trono probaron suerte declarándose rey. Tras su propia muerte, las luchas de poder entre las líneas rivales de la dinastía gobernante contribuyeron en gran medida al colapso del imperio.

Cronología de Antíoco Epífanes

Antíoco Epífanes fue un rey griego del Imperio Seléucida que reinó en Siria desde el año 175 a.C. hasta el 164 a.C. Es famoso por haber casi conquistado Egipto y por su brutal persecución de los judíos, que precipitó la revuelta macabea. Antíoco Epífanes fue un gobernante despiadado y a menudo caprichoso. Es propiamente Antíoco IV, pero tomó el título de “Epífanes”, que significa “ilustre” o “dios manifiesto”. Sin embargo, su comportamiento extraño y blasfemo le valió otro apodo entre los judíos: “Epimanes”, que significa “loco”.

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Un altercado entre Antíoco Epífanes y un embajador romano llamado Gaius Popillius Laenas es el origen del dicho “trazar una línea en la arena”. Cuando Antíoco llevó su ejército contra Egipto en el año 168 a.C., Popilio se interpuso en su camino y le entregó un mensaje del Senado romano ordenándole que detuviera el ataque. Antíoco respondió que lo pensaría y lo discutiría con su consejo, momento en el que Popilio dibujó un círculo en la arena alrededor de Antíoco y le dijo que, si no daba una respuesta al Senado romano antes de cruzar la línea en la arena, Roma le declararía la guerra. Antíoco decidió retirarse tal y como había pedido Roma.

Antíoco Epífanes en la Biblia

En el año 175 a.C., en medio de este malestar socio-político, un nuevo gobernante, Antíoco IV, ascendió al trono de Grecia. Al igual que muchos gobernantes, añadió a su nombre el título de Epífanes (“Dios manifiesto”), pero mucha gente se refería a él como Antíoco Epimames (“El loco”).Inmediatamente después de asumir el poder, decidió llevar a cabo la conquista de Egipto, que ningún otro rey seléucida había sido capaz de lograr. Los romanos estaban avanzando hacia el este y expandiendo su imperio. Si Antíoco lograba conquistar y anexionar Egipto, el tamaño y el poder de su reino aumentarían considerablemente y los romanos podrían resistirse.Pero antes de hacerlo, tendría que estabilizar su propio país y consolidar el apoyo político uniendo los dispares elementos culturales, sociales y religiosos. Bajo Alejandro Magno, la helenización había sido un movimiento que aún permitía la variación cultural; bajo Antíoco, la helenización pretendía dar un gran paso más allá y convertirse en el agente del totalitarismo cultural.La relación de Antíoco con los judíos

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Pronunciación de Antiochus epiphanes

“El Dios Altísimo gobierna el reino de los hombres y pone sobre él a quien quiere” (Dan. 5: 21). Belsasar lo sabía, pero hizo caso omiso de la lección que Nabucodonosor había aprendido con tanto esfuerzo (v. 22). Por lo tanto, fue pesado en la balanza. Del mismo modo, todos los que viven sin tener en cuenta al Dios Altísimo son hallados en falta (v. 27).

El cautiverio babilónico proporcionó el contexto para este gran mensaje. Daniel, el profeta -así se refirió a él Jesucristo (Mt. 24:15)- registró acontecimientos selectivos para demostrar la verdad de que Dios tiene el control.

En los primeros seis capítulos del libro, Daniel y sus amigos parecían más sanos que los otros jóvenes elegidos, aunque subsistían con una dieta escasa, negándose a comprometer sus convicciones (Dan. 1). Por indicación divina, Daniel contó e interpretó el sueño de Nabucodonosor, que era un testimonio de lo que Dios haría en la historia (Dan. 2).

El Señor intervino para salvar a los tres jóvenes hebreos, aunque el hombre más poderoso del mundo había ordenado su ejecución (Dan. 3). El tirano orgulloso hizo que Jehová “se acostara en verdes praderas”. Después de lo cual, Nabucodonosor confesó: “… a los que andan con soberbia los puede humillar” (Dan. 4:37).

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