La iberia prerromana
La Dama de Baza es un famoso ejemplo de escultura ibérica de los bastetanos. Se trata de una figura femenina de piedra caliza con restos de detalles pintados en una superficie estucada que fue encontrada el 22 de julio de 1971, por Francisco José Presedo Velo, en Baza, en el Altiplano de Granada, la alta meseta del noreste de la provincia de Granada. La localidad de Baza fue el emplazamiento de la ciudad iberorromana de Basti y, en una de sus dos necrópolis, el Cerro del Santuario, se recuperó la Dama de Baza. Está sentada en un sillón y se cree que un espacio abierto en el lateral contenía cenizas de una cremación[1].
El nombre de la escultura la relaciona en el imaginario popular con su prima más famosa, la Dama de Elche. Tras su conservación, la escultura, que data del siglo IV a.C., se unió a la enigmática Dama de Elche depositada en el Museo Arqueológico Nacional de España en Madrid. La quimera Bicha de Balazote y la Gran Dama Oferente de pie, también llamada Dama del Cerro de los Santos, se exponen en la misma sala del museo.
Bicha de balazote
La Dama de Baza es un famoso ejemplo de escultura ibérica de los bastetanos. Se trata de una figura femenina de piedra caliza con restos de detalles pintados en una superficie estucada que fue encontrada el 22 de julio de 1971, por Francisco José Presedo Velo, en Baza, en el Altiplano de Granada, la alta meseta del noreste de la provincia de Granada. La localidad de Baza fue el emplazamiento de la ciudad iberorromana de Basti y, en una de sus dos necrópolis, el Cerro del Santuario, se recuperó la Dama de Baza. Está sentada en un sillón y se cree que un espacio abierto en el lateral contenía cenizas de una cremación.
Dama de Elche
La Dama de Elx o Dama de Elche (en español, Dama de Elche en valenciano, Dama d’Elx) es un busto de piedra caliza[1] que fue descubierto en 1897, en La Alcudia, un yacimiento arqueológico en una finca privada a dos kilómetros al sur de Elche, España. Actualmente se expone en el Museo Arqueológico Nacional de España en Madrid.
En general, se conoce como un artefacto ibérico del siglo IV a.C., aunque la artesanía sugiere fuertes influencias helenísticas[2]. Según la Enciclopedia de la Religión, se cree que la Dama de Elche tiene una asociación directa con Tanit, la diosa de Cartago, a la que adoraban los púnico-ibéricos[3]. Asimismo, la escultura presenta rasgos de la cultura celtibérica (la mitra y los colgantes) y de la propia ibérica (fíbula).
Se cree que el busto, originalmente policromado, representa a una mujer con un elaborado tocado y grandes espirales en forma de rueda (conocidas como rodetes) a cada lado del rostro. La abertura en la parte posterior de la escultura indica que pudo utilizarse como urna funeraria.
Dama de guardamar
Una estatua funeraria encontrada en su emplazamiento original. Fue un hito en el conocimiento de la cultura de los antiguos íberos. Se trata de una figura sentada en un trono, esculpida en un solo bloque de piedra, estucada y pintada en rojo, azul, blanco y negro con un hueco en su flanco derecho donde se depositaron los restos de una mujer incinerada.
Los ropajes y adornos revelan que se trataba de una mujer de alto nivel social. Lo corrobora el trono en el que está sentada y que recuerda a las representaciones de las diosas mediterráneas. Se ha interpretado como una urna funeraria con forma de diosa madre.
Se encontró en el interior de una cámara subterránea durante la excavación de la necrópolis ibérica del cerro del Santuario de Baza (provincia de Granada). Reveló mucho sobre el ambiente artístico y el mundo funerario de los antiguos íberos.